domingo, 22 de marzo de 2009

Las clases de historia sirven para algo, o "Por qué la flauta de Mario suena como el culo"

Hace algo más de un año, a una hora más razonable que esta, yo estaba en clase de Historia de 3º de bachillerato, como prefiero que lo llamen. Me odiaba y estaba amargado, sentado al fondo de la clase e intentando leer un libro. Creo que era Un día de cólera. La historia me gusta, y el profesor me caía muy bien, pero como tenía la asignatura aprobada y no estaba de humor me apartaba y dejaba las horas correr.

Claro que es difícil centrarse en lo que estás leyendo si tienes la cabeza en otro sitio. Mejor digamos que tenía la mirada perdida en la ventana mientras sujetaba un libro abierto en las palmas de mis manos.

En ese instante en concreto me estaba preguntando por qué todo el mundo que conocía acababa hartándose de mí. Era un hecho, cuando me necesitaban ahí estaba yo, ahora que si yo necesitaba algo o a alguien nadie daba un duro por mí.

Sólo conocía una excepción, la gente con la que había hablado pero no conocía en persona. No sé, supongo que hablar con alguien antes de verlo lo cambia todo.

Una excepción sonada era quienes ya os imagináis, eran mi mayor apoyo pero no nos conocíamos. En mi cabeza, mientras lloriqueaba por lo solito que estaba, pensé algo así como:

- Bueno, están Patri y Nata, pero viven lejos...

Y de un rincón ignoto en otra parte de mi cabeza salió:

- Pues ve, tonto, pues ve.

Nunca había hecho nada parecido, un viaje de cuatro horas para ponerle cara a unas desconocidas, pero me olvidé de todo y lo hice. Debió de ser extraño de narices, mi madre se creyó que me había echado novia, y creo que sus padres pensaron que yo era un pervertido que buscaba jovencitas en foros. Fue hace un año menos un día, ahora que lo miro.

Salió mal, la lié mucho, sabía que era tímido pero no hasta el extremo de decir cinco palabras contadas durante seis o siete horas. Pero bueno, lo hice. Zamora no se hizo en una hora, como me gusta pensar últimamente.

Jopé, si es que se lo debo todo. Saldrán en la dedicatoria de mi primer libro.

He estado pensando en el momento en el que pasé de niño a adulto (yo no tuve adolescencia de esas) y creo que debió de ser ese momento en clase. He tenido esa misma discusión tonta conmigo mismo varias veces desde entonces, y todas para bien.

- Bueno, siempre me ha gustado la física pero habiendo repetido como repetí ya no puedo. Además los que van allí deben de ser todos genios.
- ¿Que no puedo? Te vas a enterar. Vuelve a verme dentro de cinco años. O seis. Siete... ¡No! Cinco.

No sé si os parecerán tonterías, a mí no. He perdido mucho tiempo ya y quiero hacer muchas cosas.

- Ojalá me hubiesen llevado al conservatorio de niño, ahora no puedo tocar.
- Uy lo que ha dicho, uy lo que ha dichooo...

Hace tres días quité el óxido de mi flauta y volví a empezar a tocar. También recordé por qué lo había dejado, porque gracias a un desafortunado golpe la letra Fa ya no suena, y porque en cuanto empiezo a soplar la gente del edificio cierra las ventanas y la gente en mi casa me da portazos, lo cual es un poco triste. Compraré una pieza nueva para que vuelva a funcionar esa nota, y les diré a mis vecinos "¡Perdón! Es que soy nuevo..."

Creo que si los Ents escucharan cómo toco la Marcha de los Ents vendrían y me pisarían.

Otro día hace unos meses me dije:

- Tenía que haber cogido francés en primero de bachillerato. Ahora no puedo leer libros en francés aunque quiera.
- Cette garçon est vraiment imbecile...

Mi francés es bastante patético, pero lamentándome no voy a aprender más. En realidad me respondí "¿Cómo lo sabes si no lo has intentado?". Una semana después fui al fondo del penúltimo piso del fnac de Callao y cogí dos libros en gabacho. El primero fue Le petit prince, que ha ascendido posiciones de forma vertiginosa hasta quedar como mi segundo libro favorito ever. Fui capaz de leerlo con mi nivel. Es cierto que en castellano me lo leí en una tarde, y en francés tardé dos semanas, pero pude.

Mientras lo leía en el metro un hombre empezó a susurrarme cosas en francés y me dio miedo... Cuando lo leía en el metro todo el mundo me miraba raro. Me pregunto si lo hacían porque me veían leer en francés, porque es un libro para niños, por la sonrisa de tonto que se me ponía mientras leía o por una combinación de las anteriores. Qué queréis, cuando tras leer un párrafo tres o cuatro veces conseguía entenderlo entero sin ayuda de diccionario se me escapaba una sonrisa enorme ^^*

Os lo recomiendo, en versión original es aún más bonito.

El otro libro que cogí es más tochaco. También ahí discutí con mi pepito grillo:

- Menudo tocho, no podré leerlo -dije, y lo dejé en su sitio con una mano.
- No aprenderás nunca -dije yo también, y lo volví a coger con la otra mano.

Ciertamente éste es más difícil, tengo que leer y releer para entenderlo, tardaré eones. Un día llegué a casa todo contento porque había descubierto lo que significaba la palabra comte sin usar diccionario, pero se me fue la alegría muy rápido cuando Nata me dijo que significaba otra cosa. ESO DOLIÓ, SABES

Me ha ocurrido lo mismo con otras cosas, pero no las recuerdo ahora. Desde luego, cada vez que lo que me queda del Mario de antes diga esto no se puede hacer, el Mario nuevo le dará una torta mental y lo hará.

Y ahora... si... no sé cómo se hace pero... quizá... ¿Y si no lo hago qué... nunca lo sabré... no sabes lo que pensará... y estaré así siempre... bueno ya estás perdido... aquí pasará algo, bueno o malo... Pronto... ánimo...

Sé cuál va a ser la siguiente, pero no lo puedo decir.

5 comentarios:

  1. Me gustaría saber que te dijeron en el metro en francés.. xD lo mismo era un pervertido.

    ResponderEliminar
  2. Nunca he sido capaz de darle una torta mental a mi pepito grillo, te envidio
    A mi hermano también le dio por aprender francés por su cuenta y se ponía a leer la wikipedia en francés, cuando no entendía algo me llamaba (se supone que sé francés), pero a veces no podía ayudarle y sólo conseguía frustrarme...
    Por cierto, que bonito lo que dices de las Nubes

    ResponderEliminar
  3. Que tu Pepito Grillo se haga escuchar y le dé collejas a tu yo más negativo es bueno, el mío no siempre gana la batalla y suelo joder los adelantos que hago en cualquier cosa :/

    Creo que si los dos tocáramos la flauta juntos, conseguiríamos que las piedras andasen...para lanzarse contra nosotros ô_o

    ResponderEliminar

Opinar es gratis y al autor le hace ilusión