Capítulo 4
- Eeeeh, tenga más cuidado.
- Lo siento, señorita, ha sido sin querer .
- Nada, tranquilo - dijo Dylan, y se alejó.
De un impulso más se metió flotando en la cafetería. Allí lo estaba esperando una mujer, de cuarenta y pocos años y cara de pocos amigos. Sorbía una bebida de un sobre con indiferencia.
- Estamos cerca, cariño, estamos cerca, tengo un presentimiento muy fuerte.
- No me digas -dijo la mujer poniendo cara de aburrimiento.
- Sí, estoy casi seguro. En mis mediciones preliminares desde la nave, todas las galaxias se alejan de nosotros. Si nos detenemos a hacer una observación completa podré asegurarlo del todo, ¡y seremos ricos y famosos al fin!
- Que sí, lo mismo que dijiste en el sistema anterior. Voy a por otro... té. ¿Quieres algo?
- No, gracias... creo que me vuelvo a la cúpula de observación
- Como quieras...
- Camarero, póngame otro whisky.
- Marchando -dijo el robot-camarero.
- Diox, qué hombre, nunca podemos tener unas vacaciones tranquilas como todo el mundo.
- ¿Qué ocurre? - dijo una voz cerca de su cintura.
Un niño pequeño con pinta de ser muy repelente estaba mirándola y tirándole de la manga.
- Hola majete. ¿Quieres un caramelo?
- Mi madre dice que no acepte caramelos de extraños, pero que si me piden que me vaya con ellos les diga que sí porque soy un pesado y no me aguanta.
- Ah... entonces nada.
- ¿Qué te ocurre? -insistió, y volvió a tirarle de la manga.
- El whisky con pajita no es lo mismo... pues pasa que mi marido se ha empeñado en gastar nuestras vacaciones en una exploración. Otra vez. Yo quería ir a Mercurio este año y ponerme morena, pero...
- ¿Qué estáis buscando?
- El centro del universo. Verás, cuando el universo nació, toda su materia estaba concentrada en un punto muy muy pequeño, y entonces...
- Entonces comenzó a expandirse y a enfriarse, se formaron las estrellas, se agruparon... lo que viene siendo un Big Bang -dijo el niño ajustándose las gafas.
- Ah, qué majo el niñito... sí, eso.
...
- ¿Cómo te llamas?
- înu. Sí, lo sé, es un poco raro. Era el nick de mi tataratataratatarabuela.
- Ah.
- Trabajaba de profesora de biología en un instituto. Acabó perdiendo la cabeza... pobre mujer. ¿Y tú?
- Me llamo Mariorrepe
- Ah, ¿dos veces? -pensó en alto
- Sí.
- Es muy bonito -y bebió otro sorbito de whisky.
...
El niñato tocapelotas volvió a la carga, tiró de la manga de înu y dijo:
- ¿Y cómo pretende encontrar el centro del universo?
- ¡No me tires más de la manga, coño! Pues buscando un punto desde el cual todas las galaxias se alejen, ése será el centro.
- Eso no demuestra que sea el centro.
- ¿Qué?
- Imagina que el universo en expansión es un globo, y éste se va hinchando.
- De acuerdo.
- Pues estés en el punto en el que estés, te parecerá que todo se aleja de tu posición.
înu meditó un momento, no muy convencida.
- Pero la razón de que aún no lo hayamos encontrado es que siempre hay alguna galaxia acercándose...
- Porque gracias a la atracción gravitatoria se desvían, o se aproximan...
Los ojos de înu brillaron, siendo lo que decía Mariorrepe cierto podrían acabar de una vez con tan estúpida exploración.
- Niño, ¿dónde está tu madre?
Tan pronto como el niño señaló en dirección a una mesa en el otro extremo de la cafetería, înu lo agarró del brazo y saltó en aquella dirección arrastrándolo.
- Disculpe, señora, ¿es éste su hijo?
- Sí... ¿Qué ha hecho ahora?
- No, nada, tranquila. ¿Puedo llevármelo un momento?
- ¡Sí!¡Sí!¡Lléveselo cuanto quiera!-respondió ilusionada- Me tiene la cabeza como un bombo, ¡no para de hablar!
- Gracias, sólo será un momento.
Agarró al pequeño por la cintura, lo elevó por encima de sí y se dirigió a saltos hacia el observatorio.
Una vez allí obligó al niño a repetir todo el rollo de la expansión del universo y tal. El rostro del concienzudo explorador se fue entristeciendo poco a poco.
Cuando acabó con el discurso, y el hombre ya se había de la imposibilidad de su tarea, înu cogió a Mariorrepe y lo lanzó por el pasillo en dirección a la cafetería, de vuelta con su desdichada mami.
- Ya has visto que encontrar el centro del universo así es imposible. ¿Podemos dejarnos de viajes estúpidos?
- Estoy destrozado, parecía tan cercano...
- Venga, ánimo. Tienes la cabeza llena de pájaros.
Fueron despacio hacia el ascensor.
- Pero...-dijo al borde de las lágrimas-, ¿no te gusta viajar y hacer descubrimientos?
- ¡No! Lo siento... ¡sólo quiero tener vacaciones normales, como todo el mundo!
- Bueno, si eso es lo que quieres...
- Prométeme que no volverás a planear más exploraciones. -dijo ella.
- Lo promeeeeto...
- Bien, me alegro.
Aún así siguió pensando un rato más.
- Oye înu, ¿y si alquilamos una nave pequeña y vamos en busca de la Voyager II?
- ¡¡Se acabó!!¡Quiero el divorcio!
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Por fin, éste era el último
Esta es la cuestión: Después del big bang, todo el universo se expande y las distancias aumentan. Así que las galaxias, y con ellas las estrellas, se mueven :D
Aquí nuestro amigo, que no sé cómo se llama porque no tiene nombre, observa el espectro de las galaxias, y según el corrimiento sea hacia el rojo o hacia el azul (como expliqué en el capítulo 2), sabe si se está acercando o alejando.
Pero claro, en su travesía la atracción gravitatoria de las galaxias desvía las trayectorias. De hecho, no son infrecuentes los choques entre galaxias.
Y de hecho, la galaxia de Andrómeda se acerca hacia la vía láctea, y acabarán chocando... chan chaaan...
Bueno, a mí no se me ocurren más movimientos... así que creo que ya he acabado.
Muchas gracias por tu pregunta, înu. Me ha tenido entretenido casi un mes, y me ha dado una excusa para escribir. Me gusta hacerlo, aunque no se me da bien... No sé describir, sólo valgo acaso para escribir diálogos. Pero bueno, espero que os haya gustado U_U